Explica la importancia...
A lo largo del siglo XIX creció la importancia de la prensa en la vida política de México. Los periódicos no sólo difundían las noticias nacionales y extranjeras, sino que defendían las posiciones de los diferentes bandos ideológicos. Además se difundían folletos y panfletos que abordaban sucesos relevantes o atacaban y defendían las figuras públicas del momento.
¿En qué consistían...
En salones de casas particulares, se daban cita poetas, músicos, pintores, actores, políticos y mucha gente más para declamar poemas, tocar el piano, representar alguna escena de una nueva obra y, sobre todo, para conversar e intercambiar información sobre asuntos culturales y políticos.
¿Cuál era la función...
Se determinó que la educación transmitiría en la población la unidad nacional, haría del liberalismo la ideología oficial y moldearía los rasgos distintivos del mexicano liberal. El positivismo lograría que sin coerción perceptible se sumara a los individuos al proyecto político, económico y social de la élite política liberal.
El positivismo que se desarrolla en México es una corriente de pensamiento fundada por Augusto Comte. Comte (1902) resumía este postulado como una herramienta que evitaría la rapiña de las revoluciones, la cual requería una “doctrina orgánica fundamental, una educación conveniente y un espíritu de cuerpo notable” (p. 10). La educación tomó relevancia, puesto que consistía en “un sistema entero de ideas para preparar a los individuos al orden social en que habrían de vivir” (Comte, 1942, p. 31). Para lograrlo, Comte (1942) proponía la estructuración de una sociedad que defendiera el “amor por principio, el orden por fundamento y el progreso como finalidad” (p. 25).
Fuente:
https://revistas.uniandes.edu.co/doi/pdf/10.18175/vys8.2.2017.10
¿Cómo influyeron las artes...
Las artes plásticas y la música del siglo XX abundaron en el nacionalismo para formar la identidad de los mexicanos ante la necesidad de consolidar la Revolución Mexicana y de superar la excesiva influencia europea que llegó a su cénit durante el porfiriato, adecuando los conocimientos estéticos a una nueva búsqueda de belleza y ritmo, un realismo nuevo, alejado de todo clasicismo, e inspirado en el pasado mexicano, sus raíces y creaciones más populares.
Así se buscó reeducar los sentidos. El arte buscó en los murales una manifestación de acceso masivo y alejado de un puñado de privilegiados, y los pintores se convirtieron en gran medida en maestros de historia, plasmando en el imaginario el pasado, presente y posible futuro.
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